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La casa de mis abuelos era un espacio mayormente ocupado por mujeres, allí solíamos estar casi todos los días mis primos y yo correteando por los pasillos mientras mis cinco tías, mi madre y mi abuela organizaban las tareas dedicadas casi exclusivamente al cuidado de mi enajenado abuelo. Si años atrás le hubieran avisado de estar a merced de las decisiones de todas sus hijas seguramente habría montado en cólera, con aquella soberbia incontenible tan característica que poseía, con ese carácter dominador, férreo, dictatorial. Mi abuelo por parte materna era un hombre machista que no entendía otro lenguaje que el del látigo, abusaba de la devota voluntad de su esposa, y del cohibido carácter de sus seis hijas. El deseo de un varón que nunca llegó le corroía por dentro, le torturaba ampliando la abrupta conciencia patriarcal del que se cree superior, del que impone ley y orden, convirtiendo el hogar en un campo de batalla, una temible oligarquía, donde sembrar temor en sus semejantes.tumblr_ob7npdS2Bu1u5vp7wo1_500

 Mientras escribo esto me doy cuenta de la dureza de mis palabras, pero era extraño ver aquel hombre corpulento con apenas control de su voluntad. Era un bebe de 140 kilos, que se lo hacía todo encima, al que daban de comer, que no pronunciaba palabra, de gesto ausente, pero que poseía todavía una fuerza enorme difícil de acorralar, seguía teniendo una marcada atrocidad en su mirada. Le guardaba rencor, y no sé si eso era justo, o ético, pero conocía las historias por medio de los dolorosos recuerdos de ellas, y me producían odio y fustigación, creí pensar que lo que pasó tendría que ver con un acto de justicia, de castigo por todo el daño causado, pero estaba equivocado, no era sino un castigo mayor sobre los hombros de las mujeres que lo aguantaron. Allí permanecían, dóciles y pacientes, incluso se diría que habiéndoles perdonado, joder, me horrorizaba tanto su locura, me dolía no entender que el mismo hombre que les había martirizado obtenía no solo perdón (sin reproches) sino también caridad, cuidado y cariño.

tumblr_og3gb6WhsN1s3mivlo1_1280 Dos mujeres de ficción me han llevado estos días a replantearme ciertas cuestiones orgánicas sobre el papel femenino en entornos modales del género, primero la señora Harper (Joan Bennett) de Almas desnudas (The Reckless Moment, Max Ophüls, 1949), donde quedaba constancia del interés absoluto de Ophüls alrededor de la psicología femenina y tumblr_n418areuok1sadeovo3_250el conductismo de ciertos personajes envueltos en roles sobreexpuestos, y segundo Mary Bee (Hilary Swank) de The Homesman (Tommy Lee Jones, 2014), una soltera de taciturna personalidad a la que encomendarán una tarea en principio solo destinada a rudos hombres del lejano oeste.

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De forma y manera que lo que en Almas desnudas es un perimetral estudio del papel de las mujeres de clase media norteamericana en los años cuarenta, se convierte en la cinta de Lee Jones en una materialización histórica de las variables en los roles de las mujeres del oeste americano, así mismo ambas interpelan el acercamiento al cine de género, como excusatio de grados mayores en las simbologías del lenguaje, y en los intereses psicológicos impartidos fuera de los marcos estéticos de la narración.

La reflexión sumarísima provenida de la película de Ophüls es el intercambio de roles masculinos y femeninos, la señora Harper arrastra una fatigosa responsabilidad familiar al llevar sola un asunto de chantaje que podría poner en una situación decorosa a su hija mayor, la ausencia, en este caso por motivos tumblr_nfg4uiyA681sjekqvo1_500de trabajo, del marido, impone en Harper una variable escala de valores, sacrificando su propia existencia en pro de salvaguardar la unidad familiar. Significativamente la aparición del chantajista interpretado por James Mason volcará las predisposiciones en estos roles, sucumbiendo a la fuerza (masculina) de ella, hasta el punto de doblegarse, y ceder en su empeño, sobrevenido de su excelente tramo final, en el que los mecanismos propios del cine negro hacen acto de presencia, fortaleciendo las aristas anímicas y subjetivas del relato. Queda patente que el logro de Ophüls radicaba en retratar la complejidad en las mujeres dentro de los estrechos entornos sociales de los que disponían, arremetiendo con los diques que obligaban a dichas mujeres a multiplicarse, a reconocerse como madres y esposas sin plantear el complejo estado emocional en el que convivían, recluidas, como es el caso de Harper, incluso en su propia casa. hom1 Lee Jones negaba recientemente cualquier ligadura repertorial de The Homesman con el western, no tanto como caligrafía modal, o reconocimiento estético sino como parte de continuidad con el género. Habla por tanto de una obra adscrita a una época histórica contextualizada en los márgenes del western, donde prima el drama reflexivo sin importar los condicionantes expresivos. Llamaba la atención por ejemplo que Ophüls usará la presencia de Joantumblr_n418areuok1sadeovo9_250 Bennett, actriz ligada eminentemente al cine negro, en especial a papeles de femme fatale en cintas de Fritz Lang, como reclamo, mudando y descolocando al espectador en la praxis o especulación de un prototipo de cine refigurativo, divisorio en lo formal, dotado de repertorialidad, pero con matices extra narrativos ligados al discurso del auteaur. Semejante operación parece incurrir en The Homesman, donde lo disposicional articula fronteras paradigmáticas que, en apariencia, despliegan reminiscencias al paisaje, pero que contemplan una narratología instituyente, de la que sustraer una naturaleza analítica.

Paisaje y género luchan por evadirse de una clasificación posmoderna anclada en las mitologías.

 

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Los tres entierros de Melquiades Estrada (Tommy Lee Jones, 2005), abre con el plano de un cadáver en medio del desierto de Texas. La película pone de manifiesto la idea de peregrinaje, su mejor amigo, papel interpretado por el propio Lee Jones, arrastrará el cuerpo muerto por diversas zonas del país hasta tumblr_n418areuok1sadeovo8_250desembocar en Eldorado, lugar de ensueño para su verdadero entierro. La pugna severa por mostrar un traslado sacrosanto colma la intencionalidad del director por los viajes iniciáticos, rodando una aproximación al western fronterizo, con un significativo tono crepuscular. Sin embargo esas mismas aproximaciones dan un resultado muy distinto en los escenarios de The Homesman. Mary Bee Cuddy, la protagonista, es una mujer trabajadora que cultiva y siembra su propia tierra, de ahí la concordancia con el anterior discurso: las riquezas sustraídas de la nueva y vieja tierra, la productividad de lo material, fruto del trabajo con las manos, frente a lo inmaterial, determinado por lo invisible. Es Mary Bee una mujer fuera del foco de la colectividad social, rechazada por los hombres solteros debido a su fuerte temperamento pero elegida por el párroco del pueblo para la misión del traslado de tres mujeres que han perdido el sentido de la cordura. El viaje, al igual que en Melquiades Estrada, presenta el estudio de un tumblr_n418areuok1sadeovo2_250peregrinaje, en este caso desde las secas, estériles tierras de Nebraska hasta Iowa, donde darán refugio a las pobres mujeres. Al paso del viaje Bee dará con George Briggs (Lee Jones), un desertor del ejército que le acompañará en la tarea del traslado. La sensación de contrarrestar el hábito itinerante de los exploradores, radica en asociar locura con las luchas por la tierra entre colonos e indios, asomando un claro subtexto critico acerca del imperialismo, las conquistas expansivas y las expropiaciones de territorios a los nativos americanos. Lee Jones aborda un juicio inteligente, velado, sobre los cambios experimentados por la sociedad americana desde los tiempos del far west hasta la proyección de nuestro presente, sin subrayar la antología de un cine caligráfico dormido en un los laureles revisionistas del poswestern.

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The Homesman cristaliza el vía crucis de unas mujeres ajenas atumblr_n5m8wsEanK1qb3yx5o6_250 las voluntades de su época, anversos y reversos de las comunidades familiares cerradas, que impedían reubicar los impulsos racionales, empujando a muchas mujeres al desacoplamiento emocional.

Se le ha prestado demasiada atención a los personajes masculinos dentro de la fisionomía del cine repertorial, la singladura estética que acuñaban los rasgos fordianos del héroe, y los equivalentes tumblr_n418areuok1sadeovo6_250 homéricos del western, chocan con las historias paralelas donde las mujeres son biológicamente el grueso reflejo de una sintomática forja matriarcal. Lo que interesa de un relato como este, es la medida caracterización del hombre como mero apéndice o expansión de la mujer, la cual lleva las riendas de la narración y conforma los arquetipos habitualmente pensados para el hombre, sin perder, la feminidad, o las diferenciaciones de género. Lee Jones solo toma el pulso de la acción en un momento clave de ruptura narratológica, no como un heroísmo de facto, sino como modelo de conducta, llevándolo al paroxismo de la admiración, de lo epifánico. El mismo espacio, punto de vista que siente el personaje de James Mason por el de Bennet en Almas desnudas, puesto que advierte en las cualidades de ella un interés por redimirse de su propio pasado.

tumblr_n418areuok1sadeovo7_250The homesman rubrica una brillante pasión por los espacios abiertos, el grueso del filme flota por un paisaje de colores, geométricamente definido por las líneas del ecosistema, Lee Jones invade mediante la profundidad de campo un cerco ritualista que trasmite temblor, y congoja olvidando las ayudas de planos interiores. Su provisoria alteración escénica está tomada desde el virtuosismo de la imagen, de las pulsiones del metalenguaje, es ocasionalmente un western pero constantemente arrastra una ritualidad natural, sentida, dramática y contagiosa.

Las escenas de los traslados de los cuerpos rígidos tomados por la fuerza (el sentido de la propiedad, la posesión del cuerpo), abren tantas vías de interpretación como dualidades en los vacíos, en los silencios, en la atenta contemplación hacia una locura que alberga la angustia de todas las angustias.

 

 

“For most of history,
Anonymous was a woman”

Solo puedo empezar a escribir sobre The Homesman recordando la secuencia que más me impactó la primera vez que la ví, en contraste, en oposicíon y ruptura a todo lo anterior se produce un estallido de tumblr_myrapekO6Z1qe3pm6o1_500color, de morados y azules que quiebran los ocres y los blancos, una fractura que libera a Mary Bee, quizá el único momento que se dedica a sí misma que se acaba convirtiendo en una especie de catarsis en la que acaba desorientada buscando a Brigss, dando lugar a unas secuencias oscuras con una gran carga alucinatoria. La sensación de que el paisaje va a aniquilarla no deja de estar presente transmitiendo la misma sensación que Lilian Gish en The Wind  de Victor Sjöström. La monotonía del paisaje en el que las personas se ven empequeñecidas por la inmensidad del horizonte plano que, como se ve en The Homesman, es un lugar implacable, con destellos de belleza austera y de desenfreno en el que las praderas y llanuras revierten, sorprendentemente, a un pueblo manso encaramado en el borde de un plácido río. Al igual que en su anterior trabajo, Los tres entierros de Melquiades Estrada, Tommy Lee Jones, la película es un viaje episódico, en la que los personajes cambian y se iluminan a medida que se acercan a su destino, con las interminables líneas de ese entorno de tonos marrones, sobre las que asienta constantemente las huellas de la nieve. Es casi abrumador ver, casi al final, las flores y la hierba verde.

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Hablaba David de los roles femeninos y masculinos de como en la pelicula Mary Bee es constantemente acusada por los hombres de su caracter fuerte, decidido, motivo por el que rechazan casarse con ella, oponiéndola quizá a la locura de las otras tres mujeres que en su reclusión, vida convencional, sometidas al marido e invisibles han desatado su angustia, impotencia, resignación en actos de enajenación que transmiten la sensación de huída, de escapar de una realidad en la que se sienten desacopladas. Una pelicula conducida por mujeres en la que Brigss solo se impone cuando Mary Bee ya no puede hacerlo.

The Homesman desvía su mirada hacia la gravedad y las consecuencias de la responsabilidad cotidiana, otorgando un tratamiento contemplativo del género, del anhelo y cómo consigue que  se entrelacen constantemente. Dentro de este contexto rural, el alma femenina está constinuamnente mal entendida, abusada y exiliada.

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Los cuatro elementos naturales juegan un papel primordial, el fuego remarca el espacio acentuando momentos de tensión y de mutabilidad, el clima, arido, donde el viento transmuta los rostros en un cierto antagonismo a la calma que en este caso proporciona el agua, asociada a una purificación, quietud  y nuevo inicio en uno de los momentos más alegóricos. La tierra por su parte es una presencia continua que revierte tumblr_n418areuok1sadeovo4_250en componente visual, reivindicativo y de extraordinario vínculo entre mujer, hombre y naturaleza. La osadía del papel femenino en la conquista del territorio, asignando al contorno fronterizo una comprensión alterada al de otros westerns donde la locura actua como evasión, contraposición al sometimiento.

La película es elegíaca en el camino, como tantos westerns lo son, un himno a la vida en la frontera que se abre con música de un violín triste para colorear una interminable extensión del desierto con la  majestuosidad de la expansión occidental. Su lienzo emocional no es nada sentimental ni manipulador, los pequeños detalles se apoderan de elementos que si no tienen una finalidad inmediata acaban por otorgársela finalmente, si hay algo muy destacable también es el giro que va adquiriendo haciéndola de este modo aún más memorable con un componente provocador, devastador y también interrogatorio con refrencia a la memoria y a la justicia, en este sentido Lee Jones mima mucho su película sin dejar de cuestionar la historia de su país, la historia de los más invisibles, de los nativos americanos y las mujeres.

FINAL

 El final no es un regreso a casa, y,
sin embargo,
se convierte en un hogar.

 

David Tejero & Laura del Moral