TRANSFORMERS XXI

I. ESTRELLATO

Tras la gala de los Oscars no pude evitar sentir que los actores de Hollywood hoy en día están más vacíos que nunca. Su presencia fuera de la pantalla es completamente insustancial y sosa. No significan nada.

Las estrellas, tal y como las entendíamos, han muerto.

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tumblr_nb5imzip161rdfgw4o1_500Bajo el antiguo sistema, las estrellas repetían el mismo personaje en distintas películas. La identidad del actor no residía en sus personajes, carcasas anónimas, sino en sí mismos, en la persona que le había creado el estudio para promocionarlo y utilizarlo en distintas situaciones. Con el fin de las majors, hacer siempre el mismo papel pasó de ser la norma a ser algo ‘malo’, a ‘encasillarse’. Este nuevo tipo de ‘estrella’ crea dos dilemas:

Frente al sistema antiguo, con esta nueva forma de actuar siempre vas a saber que la estrella está llevando a cabo un acto de representación. En el cine de Hollywood, el mejor actor es el que no parezca que está actuando, el que sea tan natural que se funda con la pantalla y no permita distinguir realidad de ficción. Meryl Streep es una gran actriz, pero cuando la veas en pantalla, siempre vas a saber que está actuando. Ya la has visto haciendo otras cosas, sabes quién es, sabes que no es así en la realidad, sabes que está actuando. Incluso se resalta esta tumblr_n6xcx54pNj1rpduwho1_500brecha en la ficción por motivos publicitarios: Ve a ver [X], sale Meryl Streep haciendo de [Y]!” .

Este conocimiento te da otra perspectiva sobre su actuación. Una vez que sabes que está haciendo su trabajo, lo común es valorarlo según lo difícil que sea. Meryl Streep, ahí en la pantalla, haciendo de terrateniente europea en África en 1880. Sabes que ella en el fondo es una mujer norteamericana que vive en el primer mundo y tiene coche y peluquero, así que ese cambio (EEUU siglo XX -> África siglo XIX) te parece difícil y por lo tanto, “actúa bien”. En cambio, John Wayne pegando tiros a caballo por el desierto te parece natural. Tienes la sensación de que apagan las cámaras y el tío se volverá a casa al trote. No te parece “buen actor” porque crees que no actúa. John Wayne es su personaje.

Pero el segundo dilema, es que este nuevo tipo de estrella está completamente vacía de contenido una vez que sale de la pantalla.

 

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Volviendo a la comparación anterior, cuando ves a John Wayne en una gala, sigues viendo al vaquero, al ‘personaje’, a la ‘estrella’. John Wayne significa algo más allá de sus películas. Representa una forma de ser, una ideología política, un  rol de género. Audrey Hepburn significa algo más allá de sus películas, es un modelo de femineidad, de sexualidad.tumblr_nat8yt67wx1sy9gheo1_500

 

 

Por lo tanto, cuando juntas a esta gente en una gala, sigue teniendo interés. Conoces a los personajes y esta es una nueva oportunidad de verlos juntos. Los actores modernos no son estrellas sino personajes. Daniel Day Lewis es una colección de personajes, es Lincoln, es el carnicero de Gangs of New York, el psicópata de There Will Be Blood o es el Último Mohicano. Pero fuera de eso, no es nada. Nadie sabe nada de su vida, ni como es su carácter más allá de que es simpático, sonriente tumblr_ohpckdc6yZ1s0imuno1_250  y amable. No se recuerdan meteduras de pata o noticias grotescas sobre su vida. Probablemente esté felizmente casado y done dinero a la caridad. No tiene ningún significado fuera de la pantalla.

Ahora repasa cuántas estrellas contemporáneas son iguales. Quién es tumblr_ohpckdc6yZ1s0imuno4_250Jennifer Lawrence salvo “la chica de Los Juegos del Hambre“? O Emma Watson aparte de “la de Harry Potter? Quién es Russell Crowe cuando no es Gladiator, Robin tumblr_ohpckdc6yZ1s0imuno3_250Hood o el capitán de Master & Commander? Últimamente se habla mucho de Leonardo DiCaprio, pero qué rasgo distintivo tiene más allá de sus personajes y de ser un rubio millonario que se tira modelos?

En una situación así, los Oscars han perdido todo el sentido como espectáculo. Las estrellas ya no significan tumblr_ohpckdc6yZ1s0imuno6_250nada fuera de la pantalla, son carcasas humanas, sonrientes y uniformes, esperando que esa mierda acabe para poder volver a encarnar un personaje. La #selfie de Ellen DeGeneres en los Oscars de este año sería una foto que definiría una época si no fuese por lo vacíos que son los actores. Qué significa Bradley Cooper? Qué le distingue como estrella de Brad Pitt, salvo que uno sea más solidario que otro? Qué diferencia a Julia Roberts de Angelina Jolie de Jennifer Lawrence salvo la edad?

Quizá el ejemplo más claro de esa foto sea Kevin Spacey, que decidió construir su imagen entorno a no tener imagen. Las estrellas de cine han desaparecido y han sido reemplazadas: En el siglo XXI la fama ha pasado de la pantalla al público.

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tumblr_of0pw2eKjW1smsmqro1_500Ya no tenemos “15 minutos de fama”, sino vidas enteras que narramos con fotos y vídeos a un público que suele contarse en centenares de personas. Con todos los avances de la segunda mitad del siglo XX, los niños ya no tienen ningún valor económico pero uno incalculable sentimentalmente. Se dejó de tener 12 hijos para que te ayudasen con la granja y se pasó a tener un solo retoño al que darle todo lo que tú no tuviste.

Los niños pierden su valor como mano de obra pero ganan importancia como ser preciado y único. Hasta se crea un periodo vital dedicado a “ser niño” en el que lo importante es estar bien. Por lo tanto, cada hijo inmediatamente se convierte en el centro de la vida de sus padres, en el foco de todos sus esfuerzos: económicos y emocionales.  Los padres empiezan a preguntarles a sus niños “¿cómo te sientes?”, “¿qué quieres hacer?”, “¿qué te gusta?” y los niños desde que nacen se acostumbran a expresar su opinión, su voluntad, porque siempre hay alguien escuchándoles.

Eso explica por qué somos la primera generación en crear cámaras que apunten hacia nosotros mismos, en tener ‘biografías’ independientemente de que las merezcamos, en crear formas de retransmitir nuestra opinión, de contestar la pregunta “¿cómo te sientes?” a miles de personas. Como una estrella rodeada de micrófonos, siempre tenemos algo que decir y alguien escuchando. Esta situación dramatizada se traduce en que “nos vigilan”; ‘ellos’ siendo desde el gobierno tío hasta a la narradora de Gossip Girl. Siempre hay alguien mirando. Siempre hay alguien pendiente.

Facebook te recibe cada vez que te metes con la pregunta “¿qué estás pensando?” y Twitter te invita “crear una conversación” y a “explora[r] tus intereses”, actividades que te sitúan inevitablemente en el centro. No eres ‘uno más’, eres algo más que un individuo: eres el jodido centro del universo conocido.

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tumblr_oe376mXL4K1qbi37ro1_250Es muy interesante la popularidad de la palabra “conversación” para las redes sociales. En la superficie, “conversación” es algo que tenemos asociado al entendimiento entre personas, a la empatía, a valores positivos como la paz o la “conexión” entre personas (otra palabra comodín para los community managers). Pero más allá de eso, las ‘conversaciones’ son imposibles sin tu participación. En una conversación, el silencio no solo es inaceptable, sino que expresarte es una obligación. Tienes que tumblr_oe376mXL4K1qbi37ro5_r1_250hablar, tienes que dar tu opinión. En Internet, el universo gira alrededor nuestro y todos somos estrellas de nuestro propio timeline, de nuestra biografía, todo moldeado a nuestro gusto porque crecimos acostumbrados a eso.

Como escribió Barthes sobre los juguetes que aparecían en los años 50, (cuando nació la infancia) a los tumblr_oe376mXL4K1qbi37ro2_250niños se nos enseña a ser propietarios, usuarios; el mundo no se moldea, se usa. Yo no tengo que crearme un empleo, tengo que ocuparlo. Todo esto unido a nuestras infancias dilatadas indefinidamente provoca una mentalidad infantil que asume que no puede hacer nada salvo llorar más y más alto, esperando captar la atención de sus padres. Y porque como nos dicen la experiencia y las redes sociales: siempre hay alguien pendiente de nuestra valiosa opinión.

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Esta mentalidad de consumidor unida a la impotencia hace que contemplemos el mundo real como un lugar distante y paralelo. Se parece mucho a lo que supone pagar por una entrada de cine: automáticamente te conviertes en un consumidor sin ningún control sobre lo que ha pagado por ver. Por lo tanto, la realidad se convierte en un espectáculo, en una serie de eventos en nuestro timeline. Y al igual que Twitter, Facebook, YouTube, Tumblr, el mundo existe para entretenerme a mí y no tendría sentido sin mi presencia.

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Una forma cursi de llamar a Twitter es “una ventana al mundo”. Más bien es una ventana a nuestro mundo, que nos enseña lo que le hemos pedido que nos enseñe. Una pantalla, única, personalizada e individual, que proyecta sólo para nosotros: que nos debe su existencia. Esta actitud se ha desbordado al cine. El fácil acceso a las películas vía Internet nos ha posicionado, una vez más, en el centro. Yo decido qué película ver, cuándo, cómo y dónde.

Hace un año, fans de 50 Sombras de Gray empezaron una petición en change.org para cambiar al protagonista por un tal Matt Bomer. La petición pasó de 6.000 a 75.000 firmas en menos de una semana y un mes más tarde, el actor elegido dimitió porque “su horario televisivo no le permite meterse a fondo en el papel”. Mejores ejemplos del poder del público sobre el cine son películas como The Canyons, Wish You Were Here, o Veronica Mars, todas producidas vía Kickstarter, gracias a fans.

“Estas películas existen gracias a mí.”

Yo tomo las decisiones, yo lo pago, y tú lo creas para . Yo uso mi dinero para que alguien me lo dé. No soy creador, soy cliente. Eso explica por qué existen siete películas de X-Men, o cinco de Piratas del Caribe, ocho Batmans, cinco Spidermans o nueve temporadas de Cómo Conocí a Vuestra Madre: porque como niños-tumblr_mzbgb55iml1qelyl4o1_500adultos que somos, no queremos cambio ni creación, queremos el juguete de siempre y me lo vas a dar porque te pago y te importo. Por lo tanto, el público ha pasado de espectador a productor, lo que obviamente supone un cambio en nuestra relación con los actores: Ya no son estrellas sino empleados. Y como cualquier buen empleado en un sistema capitalista como el nuestro, son invisibles sin su trabajo.

 

II. IDENTIDAD

tumblr_nyhozb4pQW1r06ekko9_500 tumblr_nyhozb4pQW1r06ekko10_500Birdman trata sobre una estrella de Hollywood venida a menos que intenta dirigir, producir, escribir y protagonizar una adaptación teatral como forma de ‘recuperar’ algo. Ese ‘algo’ puede parecer ser su fama, su dinero o su prestigio: en realidad es su identidad.

Birdman retrata la lucha de un actor por recuperar su persona, en manos de estudios, crítica y público, gracias a una producción que él cree personal (escribe, dirige, produce, protagoniza). No obstante, su obra de teatro tiene un fallo en su génesis: por muy personal que quiera que sea, la obra es una adaptación de Raymond Carver.

En el proceso de recuperar su identidad, Riggan Thompson pasa por una serie de escándalos públicos por los que han pasado todos los actores que han querido reclamar su persona. Como escribe James Franco en el artículo que publicó en el New York Times[1]  a raíz del errático comportamiento de Shia LaBeouf (febrero 2014):

Actors have been lashing out against their profession and its grip on their public images since at least Marlon Brando. (…) These [are] acts of rebellion against an industry that practically forces an actor to identify with his persona while at the same time repeatedly wresting it from him.

64th Berlin International Film Festival - 'Nymphomanic' PremiereEn su artículo menciona casos parecidos como el de Joaquin Phoenix cuando rodó I’m Still Here, un falso documental en el que Phoenix dejaba la actuación para convertirse en rapero. Este documental obedece a la misma necesidad que hace que Shia LaBoeuf salga con una bolsa en la cabeza, que Marlon Brando rechace un óscar, que James Franco aparezca en telenovelas mientras rueda películas nominadas, que Riggan Thompson adapte y protagonice una obra de teatro o que Michael Keaton haga Birdman:

An actor’s need to take back a little bit of power over his image. (…)

[A] need to tear down the public creation that constrains him.

Franco describe el bucle que crea la rebeldía del actor, un bucle que aparecerá replicado en Birdman:

Our rebellion against the hand that feeds us can instigate a frenzy of commentary that sets in motion a feedback loop: acting out, followed by negative publicity, followed by acting out in response to that publicity, followed by more publicity, and so on.

Michael Keaton, al igual que Thompson, fue marcado por su papel de superhéroe en los 90, y frente a tumblr_nn5yx2OhlA1qcbk34o4_250nuestros ojos (mediante Birdman), esta recuperando y reconfigurando su imagen.

Por lo tanto, para analizar a Riggan Thompson-Birdman hay que analizar a Michael KeatonBatman.

Superhéroes como Batman son personajes que preceden a sus películas. Son personajes reconocibles para el público antes de cualquier adaptación y por lo tanto, el actor que lo encarne se va a ver sometido a una serie de expectativas que determinarán el éxito de la película.

El actor que encarne al superhéroe tiene que ser lo más parecido al personaje para no irrumpir la identidad tumblr_nn5yx2OhlA1qcbk34o3_250del superhéroe. Estas películas dependen en gran medida del merchandising y, el niño que lo compra está más interesado en Batman que en la estrella adulta que lo interpreta.

Por lo tanto, el actor elegido tiene que respetar y adaptarse al personaje; dar la impresión de que son la misma persona. El actor y el personaje tienen que ser el mismo: dentro y fuera de la pantalla. En esto, el traje es fundamental, porque permite que, literalmente, actor y personaje se conviertan en uno.

Al ser un papel sobre el que recaen las expectativas de miles de fans, los estudios tienen que esforzarse por tumblr_nn5yx2OhlA1qcbk34o1_250vender su elección de casting como algo ‘inevitable’ y ‘natural’. Cuando Michael Keaton fue elegido como Batman a finales de los 80, no era tanto una estrella de cine como un cómico flaco y semi-famoso por haber encarnado a Beetlejuice. Los fans de Batman se mostraron decepcionados porque su cuerpo no era lo suficientemente musculoso. Batman es uno de los pocos superhéroes que no tiene poderes especiales y por lo tanto tiene que compensarlo con una armadura y un físico poderoso.

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En parte, el traje ayuda a camuflar el cuerpo ‘imperfecto’ de Keaton, pero no fue suficiente para aplacar las críticas. El estudio decidió contrarrestar esto resaltando la ‘normalidad’ de Keaton: como, debajo del traje, era un humano de carne y hueso, un americano cualquiera.

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A la hora de elegir un actor para encarnar a Batman, muchas de las expectativas son físicas. Tiene que ser alguien en forma y con algún tipo de mentón distintivo, ya que es lo único que se ve cuando lleva el traje.

Por lo tanto, una de las críticas a Keaton se basaba en su barbilla ‘débil’

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Algunos artículos de la época mencionaban como un técnico de la película había sido incapaz de reconocer a Michael Keaton como Batman. Solo cuando llevaba el traje entero era ‘reconocible’:

No como Michael Keaton-actor, sino como Batman-personaje.

Cuando en 1995 Warner decidió retomar la franquicia y darle un nuevo aire, sutituyeron a Keaton por Val Kilmer y, en la siguiente entrega (1997) a Val Kilmer por George Clooney.

En ambos casos, el estudio enfatizó los rasgos faciales más reconocibles de los actores para justificar su casting. En el caso de Val Kilmer sus labios y en el caso de George Clooney su barbilla y su sonrisa.

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Warner quería corregir el error que cometió con Keaton al crear un protagonista que era inexistente sin el traje [2].

Riggan Thompson hereda muchas características de Michael Keaton. Thompson intenta reclamar su identidad, hasta ahora atrapada en un traje de superhéroe que le sigue a todas partes y le incita a volver a él. A lo largo de la película vemos los intentos que hace Thompson por reapropiarse de su propia identidad, de retomar el control de su propia vida, pero todos son en vano.

Como le pasó a Keaton, el traje de superhéroe tiene un peso desproporcionado sobre su identidad. Para millones de personas es simplemente la persona que estaba debajo de la máscara de Bird/Bat-man y siente la necesidad de volver a presentarse ante el público, esta vez con su verdadera cara; sin máscara.

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Por lo tanto, Thompson tiene que ser el centro de atención, el protagonista indiscutible de su obra de teatro. De forma parecida, Keaton tiene que ser la estrella absoluta de Birdman, con unos movimientos de cámara que primen sobre todo su actuación (sobretodo mediante el ‘falso’ plano secuencia) y que le sitúen en el centro del marco, casi como si la cámara estuviese retratando una serie casi infinita de ‘selfies’ con Michael icarusKeaton.

Thompson también intenta adueñarse de la mirada del público y por ende, de su vida, pero fracasa constantemente.

Intenta ser el foco de atención con su obra pero se lo arrebata otro actor cuya ‘on-stage persona’ encaja más con la obra teatral; intenta tomar el control de su vida suicidándose en el mar pero se lo impiden unas medusas; intenta sentirse único gracias a la dedicatoria firmada que le escribe Raymond Carver pero resultan ser unos garabatos ebrios que podían haber estado dirigidos a cualquiera; intenta construirse una imagen de actor serio pero es banalizado y reducido a personaje viral que pasea semi-desnudo por Times Square.we

La historia de Thompson es una continua (y frustrada) pelea por retomar el control de su imagen. A medida que avanza la película, Thompson empieza a desistir; su identidad no depende de él, sino de la construcción que haga la prensa y el público. Una nota en el espejo de su camerino le recuerda constantemente su objetivo:

A THING IS A THING
NOT WHAT IS SAID OF THAT THING

tumblr_nw4srbt8mR1roch78o2_400Su esfuerzo por reivindicar su persona está destinado a fracasar, quizá de forma parecida al cometa con el que abre la película: un fracaso espectacular, inevitable y con un recorrido brillante; como Ícaro.

Esta inevitabilidad esta doblemente fundamentada por las contradicciones sobre las que Thompson basa su tarea de recuperar su identidad:

Intenta crear una obra personal cuya idea es de otra persona y quiere recuperar una imagen pública que, como su nombre indica, pertenece al público.

Thompson, como un personaje de Werner Herzog, emprende una tarea absurda con una obsesión febril; se tumblr_nw4srbt8mR1roch78o4_r1_400choca con la realidad múltiples veces y hacia el final de la película, finalmente descubre que es imposible recuperar ‘su’ identidad. No puede escapar de Birdman, del traje, de la estructura de información en la que existe y que le obliga a llevar una máscara de actor.

Por lo tanto, decide hacer un último esfuerzo por recuperar el control sobre si mismo y asegurarse de que nadie se lo pueda volver a apropiar: suicidarse.

Al acabar la obra se pega un tiro en la cabeza y la bala le destruye la nariz pero no le mata. La obra resulta un éxito y Thompson es ensalzado como un gran actor, destruyendo su máscara de superhéroe. La vida le da una nueva oportunidad. Pero al amanecer en el hospital, su productor le dice que se ha ‘convertido en una leyenda’: El público le ha rebautizado, la crítica del NYTimes le acredita como inventor de un nuevo género y Thompson, una vez más, y en contra de su voluntad, ve como crítica y público le crean una nueva identidad. Le ponen una nueva máscara:

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Ha vuelto a fracasar.

Así que al final del tercer y último acto, Thompson se suicida por tercera y última vez.

Nicolás Prados

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[1]  “Why Actors Act Out” – James Franco, febrero 2014 

{2] “Men In Suits: Costume, Performance and Masculinity in the Batman Films” – Thomas Austin, 2003