Sans toi

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Mis compañeras sienten una especial devoción hacia la persona de Agnès Varda, en mi caso reconozco que he llegado tarde a una cineasta tan reconocible y extraordinaria como tapada por otros realizadores. Varda fue la esposa del grandísimo Jacques Demy[1], un director al que siempre he tenido muy presente por su particular manera de ver y sentir el cine.

 

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Varda tumblr_lzv0i7CfA41r4ivkvo2_1280comparte elementos comunes a la política de Demy pero a diferencia de este, su cine, y sobretodo Cleo de 5 a 7 (Cléo de 5 à 7, 1961) circunscribe toda la ideología de una súper autora que sin alejarse de las corrientes del cine de su época, demuestra unas cualidades únicas transformando en imperdible la conexión entre el pasado y el futuro en un universo pleno en diversificaciones artísticas.

En Cleo, la imagen muestra el corazón de una mujer adelantada a su tiempo, fuera de la rígida estructura documental del trabajo que otros directores franceses estaban haciendo por entonces.

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En plena revolución del cine, el de Varda surge con inusitada belleza y dotado de una naturalidad tumblr_na07m4fr4w1s4q8pco1_250 rompedora[2]. Cleo, y por ende su directora, consiguen el milagro de parecer diferente. Uno siente en ella ciertos aspectos fantásticos, irreales, un halo de misterio o ensoñación difícil de ver en el llamado cinema verité. Hace poco Déborah me hablaba de como el cine de Demy[3] era más que un cine dramático, algo así como cine de ciencia ficción por la manera que este tenía de contar las historias y presentar a unos personajes que iban de una película a otra, otorgando a los guiones de mayor tumblr_na07m4fr4w1s4q8pco5_250complejidad. Demy rompía la línea argumental para fluir en un espacio fantástico, donde sus criaturas tenían vida propia, saliendo y entrando del encuadre. Varda, prende en Cleo esa sensación indescriptible e irrazonable del artumblr_na07m4fr4w1s4q8pco2_250te de la espontaneidad. No sabría explicarlo, pero diría que Cleo es una obra tridimensional, llena de capas y estados que invita claramente a vivir dentro de ella. Si hubiera visto esta película hace diez o quince años no sentiría lo mismo, pero las películas parecen llegar en el momento oportuno, nos buscan y encuentran. Ahora, que ando medio perdido, desubicado (supongo que como muchos de mi generación), emocionarme con las andanzas de esta chica ha dejado una huella imborrable, que metumblr_na07m4fr4w1s4q8pco3_250 ha hecho cuestionar cosas que incluso creía estúpidas.CLEO 7

“Porque Varda habla de esa motivación extra que nos reconcilia con la vida para redescubrirnos, pisando las ruinas de los fracasos, creciendo, mirando solamente hacia delante”

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Y no es que Cleo sea precisamente una historia de esperanza, ni mucho menos, al final la muerte sucumbe en el horizonte, pero algo ha cambiado por el camino. Cleo se ha fugado, ha disipado las dudas de su tormento, y ha topado con mundanas coincidencias que la motivan a ser feliz. En esa espera, Varda construye una bella alegoría donde a pesar de estar tan cercana la idea de la muerte, solo la vida acaba reflejándose en los detalles de un pensamiento enteramente vitalista. El conflicto de Cleo es el desarrollo de la conciliación con la vida urgente, sabiendo que la fragilidad y las dudas solo dañan nuestras percepciones sensoriales, cegando la belleza de un tránsito libre, del largo paseo antes de la temible noticia.  Son tumblr_m26dwiTPkr1ro2c2ro1_r2_250 maravillosos los insertos del comienzo en color, con el progresivo blanco y negro que envuelve a la protagonista en su mirada monocromática como metáfora de las fútiles emociones de una joven insegura, que evidentemente no quiere morir.

Varda rueda mediante numerosos travellings la magnificencia de la ciudad de París, vista en su devenir cotidiano sin ninguna intencionalidad turística. Los travellings son los nuevos ojos de Cleo paseándose por las calles, parándose en un café donde tumblr_m26dwiTPkr1ro2c2ro3_250aparentemente nadie recae en su presencia, viendo a un hombre comer ranas, o a otro pincharse con una aguja, cosas nuevas que a lo mejor nunca tuvo oportunidad de observar en soledad. Al poco hará una parada para visitar a una antigua amiga, momento que Varda aprovecha para ofrecer un hermosísimo doble homenaje al cine. Primero con el novio operador de la amiga, y luego con la proyección de un corto donde aparecen los ilustres cameos de Godard, Anna Karina, o Jean Claude Brialy, entre otros.

“Cleo de 5 a 7 desenmascara las emociones suspendiéndolas en una cámara inquieta, confinada en la técnica fragmentada de una mujer increíblemente talentosa. Es una joya difícil de analizar sin dejarse atrapar por ella”

 

 

GIF KARINALas principales razones de Cleo de 5 a 7 están orilladas con las técnicas y estilos narrativos que rompieron las concepciones del cine clásico, Cleo puede ser preludio de Vivir Su Vida (Vivre sa vie, Jean-Luc Godard, 1962), y por ello un ligero cuestionamiento del espíritu godardiano, un cine del alma, eficaz y salvaje en los cambios y tendencias. Razones que encumbran a una película rodada a primeros de los sesenta, en plena ebullición del videoarte, del cine transitable, independizado de las reglas tumblr_n4abq4KaEZ1rc9etlo6_r1_250habituales. Varda siente el montaje dinámico de la secuencia, busca plasticidad en los planos, logra articular un mensaje intelectual, y logra escribir unos personajes poliédricos, a los que ella misma dota de libertad absoluta. Lo hermoso en Varda es la transparencia del discurso, como pone en tela de juicio la propia idea de la muerte representando un cambio en la forma de sentir de Cleo, la muerte en composición, y el monstruo del cáncer disociado tumblr_li55r9QpYm1qechu6o1_540detumblr_n4abq4KaEZ1rc9etlo1_250l terror descompuesto, de la negrura de una enfermedad diabólica que tiende a borrarlo todo. Porque se trata de una transformación del ser, de ganar tiempo y ser finitamente feliz en la idea clara de la felicidad. El precioso último plano muestra a una Cleo siendo feliz de verdad (“creo que soy feliz ahora”) aun sabiendo que tendrá que luchar para superar el cáncer, que puede amar, estando en vías de la gestación amorosa, aunque tampoco sabemos si su amortumblr_n4abq4KaEZ1rc9etlo7_r1_250 durará mucho, pero que respira tranquila mudando la piel del miedo por una más libre de amor incondicional. “ESTOY VIVA, SOY HERMOSA[4]”.

Hay una pureza indescriptible en Agnès, en su condición de documentalista (así es como se autodefine), y en los profundos latidos de sus películas. Y es que Cleo late a dos tiempos diferentes y contradictorios, porque el reloj marca una hora pero en realidad pasa otra, las dos horas del título son verdaderamente hora y media de tiempo real en la historia. Una contradicción que recrea la vida sin competir directamente con el tiempo que conlleva vivirla.

MonH

Al día siguiente de ver Cleo de 5 a 7  pensé en la posibilidad de que mi vida estuviera dividida en pequeñas fracciones de tiempo, exactamente igual que en la vida de Cleo cada momento llevaría un contador que me haría ser consciente de todos los minutos que pasan en un día cualquiera. Cuando vemos la película de Agnès Varda la concepción del tiempo y el espacio parecen indicar una prontitud sobre el paso de la vida, parecen estar expuestos a una delicada sensación de final, pero lo que vemos no es un acto de banalidad estética, los antetítulos sirven en Cleo de pasaje o tránsito entre lo vivido y lo que queda por vivir, están diciendo claramente que vivamos cada segundo como si fuera el ultimo.

travelling final

 

David Tejero

 

 

 

 

[1] Demy obraba en cada trabajo una sensibilidad luminosa, un arte vinculado a las sensaciones, que nunca ha dejado de sentirse vivo incluso de evolucionar con los años. La musicalidad en los tonos, la intensidad del color en la fotografía, la frutal composición de los encuadres, la apuesta por la vida y el optimismo, eran algunas de las características del cine de Demy.

[2] Si bien es cierto que con Cleo se dan muchas, la mayoría, de las características de la nouvelle vague, véanse la utilización de la voz en off para remarcar los pensamientos subjetivos, el aire documental, recursos visuales, etc…, también es verdad que se aparta de muchas otras películas de la época en la modernidad de una creadora abierta a la creatividad.

[3] Personalmente creo que la funcionalidad musical de muchos de los compositores que empezaron a trabajar dentro de la nueva ola del cine francés, traspasaron la propia clasificación genérica para reflexionar a través del sonido sobre la diegesis expresiva de una película. La música como génesis de una emoción sensorial donde incluso lo en apariencia incidental resultaba base para clasificar los intereses de Godard, Truffaut, Demy, y todos los que empezaron a musicalizar, bien con canciones exclusivamente escritas para sus actrices, o bien con melodías inseparables del contexto de los personajes, los transitables estados de su cine. No puedo concebir algo tan increíble como El Desprecio (Le Mepris, Jean-Luc Godard, 1963), sin la música compuesta por Delerue, de la misma forma que nada sería lo mismo, sin el acompañamiento de Michel Legrand en los filmes de Demy o como en este caso concreto, las canciones y melodías de Cleo. El compositor francés induce magia y sentimiento a Corinne Marchand, en esas entradas bajando o subiendo escaleras, en los paseos por París, o en los deliciosos momentos vocales, en los cuales, además Varda ofrece a Legrand la posibilidad de interpretar a uno de los protagonistas. No es casual, que ese mismo año Legrand compusiera el score para Lola, o que en años siguientes fuera elegido por Godard para la banda sonora de Vivir su Vida, ya que es uno de los músicos que más y mejor han logrado fusionar las emociones con la música.

[4] Estoy viva, soy hermosa”, de Susan Sontag, que pasó por tres canceres en su vida hasta que murió a causa del último de ellos. Sontag siempre fue valiente y asumió el cáncer utilizando su lucha por retenerlo como transformación y aprendizaje. Tanto Varda como Sontag brillan en desunir muerte y final, por eso hacemos eco de lo que Vardá dijo sobre la muerte de su marido, “Es como si Jacques no hubiera desaparecido del todo. Hay teorías que dicen que tenemos que pensar en los muertos para que no desaparezcan. Yo tengo la suerte de tener sus películas”.

Texto traducido al francés:

Mes collègues ont une dévotion particulière à la personne d´Agnès Varda, dans mon cas je reconnais que je suis arrivé tard à une cinéaste si reconnaissable et extraordinaire comme cachée par d’autres réalisateurs. Varda a été l’épouse du très grand Jacques Demy [1], un directeur celui que j’ai toujours eu comme très présent par sa manière particulière de voir et de sentir le cinéma. Varda partage des éléments communs à la politique de Demy mais à la différence de celui-ci, son cinéma, et un pardessus Clèo de 5 á 7 (1961), il circonscrit toute l’idéologie d’une superbe auteur, qui sans s’éloigner des courants du cinéma de son époque, démontre quelques qualités uniques en transformant dans indispensable la connexion entre le passé et l’avenir en plein univers en diversifications artistiques. Dans Clèo, l’image montre le coeur d’une femme avancée à son temps, écartée de la structure rigide documentaire du travail que d’autres directeurs français faisaient par alors.

[Tant que je suis belle, je suis vivante]

Dans unit pleine révolution du cinéma, le film de Varda surgit avec une beauté inusitée et doté d’une nature qu’elle rompt avec tout. Clèo, et par conséquent sa directrice, obtiennent le miracle de sembler différent. On se sentent dans elle certains aspects fantastiques, irréels, un halo de mystère ou rêverie difficile de voir dans le cinéma dénommé verité. Peu d’il y a temps Déborah me parlait de comme le cinéma de Demy [3] consistait plus qu’un cinéma dramatique, quelque chose de pareil à cinéma de science-fiction par la manière en ce qu’il avait cela de raconter les histoires et de présenter quelques personnages qui allaient d’un film à l’autre, ou octroyant aux scénarios de plus grande complexité. Demy cassait la ligne argumental pour couler dans un espace fantastique, où ses créatures avaient une propre vie, en sortant et en entrant du cadre. Varda, saisit dans Clèo cette sensation indescriptible et déraisonnable de l’art de la spontanéité. Je ne saurais pas l’expliquer, mais je dirais que Clèo est une oeuvre tridimensionnelle, pleine de couches et d’états qu’ils invite à vivre clairement à l’intérieur d’elle. Si si j’aurais vu ce film il y a dix ou quinze ans je n’aurais pas senti pas le même, mais les films semblent arriver au bon moment, ils nous cherchent et trouvent. Maintenant, que je parcours un milieu perdu, déplace (je suppose que comme plusieurs de ma génération), je m’émeus avec les aventures de cette fille a laissé une trace ineffaçable qui m’a fait controverser les choses que même il croyait stupides.

“Parce que Varda parle de cette motivation extra qui nous réconcilie avec la vie, en marchant sur les ruines des échecs, en croissant, en regardant seulement il faisait devant.”

[Si c’est certain je me suiciderai]

[ Je pourrais aussi être morte déjà]

Et ce n’est pas que Clèo est précisément une histoire d’espérance, ni beaucoup moins, à la fin la mort succombe sur l’horizon, mais quelque chose a changé par le chemin. Clèo s’est enfuie, a dissipé les doutes de son tourment, et est tombée sur les coïncidences mondaines qui la motivent pour être heureuse. Dans cette attente, Varda construit une belle allégorie où, bien que l’idée de la mort est si proche, seulement la vie finit par se refléter dans les détails d’une pensée entièrement vitaliste. Le conflit de Clèo est le développement de la conciliation avec la vie urgente, en sachant que la fragilité et les doutes abîment seulement à nos perceptions sensorielles, en aveuglant la beauté d’un passage libre, de la longue promenade avant la nouvelle redoutable. Les avant-titles du commencement sont merveilleux dans le couleur, avec progressif blanc et noir qui enveloppe la protagoniste de son regard monochromatique comme la métaphore des émotions futiles d’une jeune incertaine, qui ne veut pas évidemment mourir. Varda filme à travers de nombreux travellings la magnificence de la ville de Paris, vue dans son devenir quotidien sans aucune intentionnalité touristique. Les travellings sont les nouveaux yeux de Clèo en se promenant dans les rues, en s’arrêtant dans un café où personne ne retombe apparemment sur sa présence, en voyant un homme manger des grenouilles, ou à l’autre se piquer avec une aiguille, les nouvelles choses qu’elle n’ai pas eu l’opportunité d’observer dans sa solitude. À peu elle fera un arrêt pour visiter une amie ancienne, le moment que Varda met à profit pour offrir un très beau double hommage au cinema. D’abord avec le fiancé opérateur de l’amie, et tout de suite avec la projection du court où apparaissent les illustres Godard, Anna Karina, ou Jean Claude Brialy, entre autres.

“Clèo démasque les émotions en elle suspendant dans une caméra inquiète, confinée dans la technique fragmentée d’une femme incroyablement talentueuse. C’est un difficile bijou d’analyser sans se permettre d’attraper par elle “

Les raisons principales de Clèo de 5 à 7 sont bordés par les techniques et les styles narratifs qui ont cassé les conceptions du cinéma classique, Clèo peut être prélude de Vivre sa Vie (Jean-Luc Godard, 1962), et par cela une légère mise en question de l’esprit godardiano, un cinéma de l’âme, efficace et sauvage dans les changements et les tendances. Les raisons qu’ils élèvent à un film filmé au début des soixante, dans une pleine ébullition du vidéo-arte, du cinéma praticable, émancipé des règles habituelles. Varda sent le montage dynamique de la séquence, cherche une plasticité dans les plans, réussit à articuler un message intellectuel, et réussit à écrire quelques personnages polyédriques ceux qu’elle même dote d’une liberté absolue. Le beau dans Varda est la transparence du discours, comme il met à un tissu de jugement la propre idée de la mort en représentant un changement dans la forme de sentir de Clèo, la mort dans une composition, et le monstre du cancer dissocié de la terreur décomposée, de la noirceur d’une maladie diabolique qui tend à biffer tout. Parce qu’il s’agit d’une transformation de l’être, de gagner le temps et d’être finitamente heureux dans la claire idée du bonheur. Le dernier plan précieux montre une Clèo en étant heureuse vrai (“Je crois que je suis heureuse maintenant”) toujours en sachant qu’il aura à lutter pour surpasser le cancer, qui peut aimer, en étant dans des routes de la gestation amoureuse, bien que nous ne sachions pas non plus si son amour durera beaucoup, mais qu’elle respire tranquille en changeant la peau de la peur par l’une plus libre d´amour inconditionnel. “JE SUIS VIVANTE,  JE SUIS BELLE” [4] . Il y a une pureté indescriptible dans Agnès, dans sa condition de documentaliste (ainsi c’est  comme elle est autodéfini), et dans les battements profonds de ses films [4]. Et c’est que Clèo late à deux temps différents et contradictoires, parce que l’horloge marque une heure mais en réalité l’autre passe, les deux heures du titre sont vraiment une heure et demie du temps réel dans l’histoire. Une contradiction qui récrée la vie sans concourir directement avec le temps qu’il supporte vivre la vie.

[Il me semble que je n’ai plus peur]

[Il me semble que je suis heureuse]

Le lendemain de voir Clèo de 5 à 7  j’ai pensé à la possibilité de ce que ma vie fût divisée en petites fractions du temps, exactement ainsi que dans la vie de Clèo chaque moment porterait un compteur qui ferait comprendre toutes les minutes qu’ils passent dans un jour n’importe lequel. Quand nous voyons le film d’Agnès Varda la conception du temps et l’espace  semblent indiquer une promptitude sur le pas de la vie, semblent être exposés à une sensation délicate de fin, mais ce que nous voyons n’est pas un acte de banalité esthétique, les avant-titres servent dans Clèo de passage entre le vécu et que reste pour vivre, nous disent clairement que nous vivons chaque second comme si c’était le dernier.

 

[1] Demy faisait à chaque travail une sensibilité lumineuse, un art lié aux sensations, qu’il n’a jamais révoqué de se sentir vivant inclus d’évoluer avec les années. La musicalité dans les tons, l’intensité de la couleur dans la photographie, la composition fruitière des cadres, du pari par la vie et l’optimisme, c’était certains des caractéristiques du cinéma de Demy.

[2] Bien qu’il est certain qu’avec Clèo sont données plusieurs, la majorité, des caractéristiques du Nouvelle Vague, l’utilisation de la voix soyez vue dans off pour remarquer les pensées subjectives, l’air documentaire, des recours visuels, etc. …, Clèo  est vrai aussi qu’il s’écarte de beaucoup d’autres films de l’époque dans la modernité de l’une créatrice ouverte à la créativité

[3] Je crois personellement que la fonctionnalité musicale de plusieurs des compositeurs qui ont commencé à travailler à l’intérieur de la Nouvelle Vague du cinéma français, ils ont traversé la propre classification générique pour réfléchir à travers du son au diegesis expressif d’un film. La musique comme genèse d’une émotion sensorielle où inclus il dans une apparence incidente il semblait de base pour classer les intérêts de Godard, de Truffaut, de Demy, et tous ceux qui ont commencé introduire la musique dans ses films, bien avec chansons exclusivement écrites pour ses actrices, ou bien avec des mélodies inséparables du contexte des personnages, les états praticables de son cinema. Je ne peux pas concevoir quelque chose de si incroyable comme Le Mépris (Jean-Luc Godard, 1963), sans la musique composée par Delerue, de la même manière que rien ne serait le même, sans l’accompagnement de Michel Legrand dans les films de Demy ou comme dans ce cas concret, les chansons et mélodies de Clèo. Le compositeur français induit une magie et un sentiment à Corinne Marchand, dans ces entrées en descendant ou en montant des escaliers, dans les promenades Paris, ou dans les délicieux moments vocaux, dans lesquels, de plus Varda offre à Legrand la possibilité d’interpréter l’un des protagonistes. Il n’est pas casuel, que la même année Legrand composait le score pour Lola, ou qui dans des années suivantes était choisi par Godard pour la bande sonore de Vivre sa Vie, puisque c’est l’un des musiciens que plus et mieux ils ont réussi à fusionner les émotions avec la musique.

[4] “Je suis vivante, je suis belle “, de Susan Sontag, qui a passé pour trois cancers dans sa vie jusqu’à ce qu’il est mort à cause du dernier d’eux. Sontag a toujours été vaillant et a assumé le cancer en utilisant sa lutte pour retenir cela comme une transformation et un apprentissage. Tant de Varda comme Sontag elles brillent dans désunir une mort et une fin, par cela nous faisons un écho de ce que Varda a dit sur la mort de son mari,” Il est comme si Jacques n’aurait pas disparu tout à fait. Il y a des théories qu’ils disent que nous avons à penser aux morts pour qu’ils ne disparaissent pas. J’ai le sort d’avoir ses films “.

firma david blanca

 

Traduction en français : Laura del Moral.